La miel
La miel es un alimento ancestral que ha sido reconocido y apreciado por nuestros antepasados desde hace más de 10.000 años. Los registros históricos y arqueológicos han revelado evidencias de que nuestros antepasados cazadores-recolectores ya recolectaban y consumían miel. La durabilidad natural de este producto biológico natural, su capacidad para ser almacenado sin refrigeración y su dulzura lo convirtieron en una fuente de energía confiable para estas antiguas civilizaciones. Pero también parece que fue un elemento importante en rituales funerarios. Se han encontrado restos de miel en tumbas egipcias.
Además de estos usos, a lo largo de la historia, se le han atribuido a la miel múltiples beneficios para la salud. En concreto, es un alimento energético rico en azúcares simples y directamente asimilable que aumenta rápidamente el vigor muscular, por lo que puede recomendarse su consumo antes de hacer ejercicio físico o durante este si es prolongado. Contienen minerales, muy especialmente potasio, además de encimas y flavonoides (antisépticos). La miel también es conocida por su capacidad para aliviar problemas de garganta y actuar como laxantes. Sus cualidades antisépticas y emolientes las convierten en un tratamiento eficaz para cicatrizar y proteger la piel en casos de quemaduras, heridas y grietas. Es decir, contienen minerales, especialmente potasio, así como enzimas y flavonoides.
